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Dolores de crecimiento
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PARACETAMOL EN DOLOR MUSCOLOESQUELÉTICO (DME) PEDIÁTRICO
El dolor es un signo de alarma que se expresa como síntoma ante el daño tisular potencial o real. Se hace evidente en todas las edades, incluyendo la niñez y la adolescencia. Las causas de dolor y/o de daño estructural son múltiples. La mayoría de las situaciones que conllevan dolor musculoesquelético (DME) en los niños son benignas en su naturaleza y atribuibles a trauma, sobreuso o variaciones normales en el crecimiento musculoesquelético.1
Ejemplos del día a día de la consulta en pediatría incluyen los eventos de tipo traumático, con un desencadenante concreto y procesos de evolución, resolución y reparación bastante bien definidos a la luz de la medicina moderna. Las posibilidades terapéuticas para las lesiones de tipo traumático incluyen las de tipo ortopédico (bien sea conservadoras o quirúrgicas) y/o las de tipo clínico (reposo, manejo expectante, fármacos) en función de la naturaleza de la lesión y de la sintomatología asociada.
Otros procesos caracterizados por la presencia de dolor en pediatría son menos concretos. Un ejemplo de esto son los dolores de crecimiento. Esta es una entidad clínica que, si bien ha sido descrita desde hace muchos años, aún hoy en día carecemos de una completa comprensión del fenómeno y por ende su tratamiento tampoco está del todo claro.
Dentro de las múltiples posibles manifestaciones de dolor, el de origen musculoesquelético tiene un papel bastante prevalente en todas las edades.
Una diferencia significativa con la edad adulta es que el DME en pediatría en general suele asociarse en menor medida a los procesos degenerativos a nivel osteomioarticular. Lo anterior, sin embargo no implica que la cronificación no sea un escenario plausible para el DME pediátrico. De hecho, se habla de un evidente retraso en generación de abordajes apropiados para el DME pediátrico (en general, pero particularmente cuando éste es crónico o recurrente) como un problema biopsicosocial y multidimensional.2
Las causas más comunes de DME en pediatría se pueden agrupar en función de la edad del paciente, como se ilustra abajo3. Así mismo, el DME del paciente adolescente comienza a exhibir algunos patrones en el sentido tanto sintomatológico como pronóstico que de alguna forma lo acercan al DME del adulto.2
Por ejemplo, presentan una mayor tendencia a la cronificación si se comparan con otros rangos de edad pediátrica. Así mismo, factores exposicionales comunes entre el adolescente y el adulto, como son el consumo de alcohol y/o de cigarrillo se constituyen como factores de riesgo para el desarrollo de DME crónico en el adolescente.2
Incidencia de las principales patologías según la edad
Preescolar
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Infecciosas (artritis séptica, osteomielitis).
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Problemas congénitos del desarrollo (displasia congénita de cadera, pie equino varo).
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Trastornos neurológicos (parálisis cerebral, síndromes hereditarios).
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Artritis idiopática juvenil.
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Enfermedades inflamatorias musculares.
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Enfermedades malignas (leucemia, neuroblastoma).
Escolares (5-10 años)
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Mecánica (trauma, lesiones por sobreuso, lesiones deportivas).
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Artritis reactiva / sinovitis transitoria de cadera.
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Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes.
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Artritis idiopática juvenil.
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Coalición tarsal.
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Síndrome de dolor idiopático.
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Enfermedades malignas (leucemia).
Adolescentes
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Mecánica (trauma, lesiones por sobreuso, lesiones deportivas).
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Epifisiólisis de la cabeza femoral.
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Artritis Idiopática Juvenil.
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Enfermedades inflamatorias musculares.
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Osteocondritis disecante.
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Coalición tarsal.
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Síndrome de dolor idiopático.
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Enfermedades malignas (leucemia, linfoma, tumores óseos primarios).
Tomado de: Marques, R, et al. [Approach to musculoskeletal pain in children]. Nascer e Crescer - Birth and Grow Medical Journal 2017; 26(1): 43-48. Artículo en portugués. doi:10.25753/BirthGrowthMJ.v26.i1.10050.
Independientemente de si se trata de DME agudo o crónico (pero especialmente en el de tipo crónico por las implicaciones que suele tener de comorbilidad), la analgesia debe estar dentro de las prioridades de la atención médica4 y el dolor como fenómeno más allá del síntoma, debe ser visto como una problemática desde la salud pública.4
Los niños más pequeños, en quienes su capacidad de verbalización no está aún plenamente desarrollada, pueden sufrir de tratamientos más tardíos o bien la eficiencia o ineficiencia de las medidas analgésicas pasar desapercibida por ser de más difícil valoración al depender siempre de terceros (los padres generalmente) para su interpretación y teniendo en cuenta que se requiere de algún grado de desarrollo cognitivo y del lenguaje para que el niño comprenda y dé respuestas confiables tanto en los cuestionarios verbales como los no verbales.5
Por otro lado, el declive cognitivo (especialmente en sus etapas avanzadas) del adulto mayor puede inducir también problemas similares en los tratamientos analgésicos en los pacientes geriátricos.6
El paracetamol como analgésico en DME:
El manejo sintomático del dolor hace parte de las situaciones más comunes en cualquier acto médico, bien sea que este se lleve a cabo en una consulta externa o en una urgencia médica o quirúrgica. Tanto los médicos generales como de forma más específica los pediatras y aún más puntualmente los reumatólogos pediatras se encuentran asiduamente en sus prácticas médicas con un gran número de niños que presentan DME en una amplia variedad de presentaciones clínicas y posibilidades diagnósticas.1
Con respecto al tratamiento del dolor (en general y el DME en particular), uno de los asuntos que complejiza la cuestión de su abordaje terapéutico es que muchos de estos pacientes pueden carecer de procesos francamente inflamatorios que resulten fácilmente reconocibles o bien pueden carecer también de otras patologías obvias que puedan facilitar la comprensión del proceso y la explicación satisfactoria de las causas del dolor.1,7
Si bien la síntesis del paracetamol y los primeros usos clínicos de la molécula datan de hace más de 120 años (finales del siglo XIX), no fue sino hasta la década de los 50 del siglo XX que este medicamento se comenzó a explotar comercialmente (1950 en los Estados Unidos, 1956 en Reino Unido y Australia)7,8, hasta convertirse hoy en día en uno de los más vendidos, prescritos y utilizados a nivel mundial8. En su faceta como analgésico, el paracetamol ha sido evaluado a lo largo de las últimas décadas en múltiples condiciones patológicas, demostrando su eficacia terapéutica tanto en el manejo del dolor agudo como en el de dolor crónico.8
Habiendo considerado el rol del paracetamol dentro del manejo farmacológico analgésico en DME en pediatría, cabe adicionar que el enfoque global del tratamiento para un niño con dolor crónico (incluyendo el DME) deberá incluir tanto el manejo de los síntomas como la rehabilitación psicosocial1. Dentro de este abordaje combinado, la mayoría de los enfoques de rehabilitación comparten características comunes que incluyen intervenciones en educación, control de síntomas, medidas basadas en ciencias del comportamiento y fisioterapia / kinesioterapia. En concordancia con esto, se viene aceptando cada vez más ampliamente que cualquier intervención analgésica que se implemente, debe ser usada en conjunto con una terapia multidisciplinaria.
Entonces deberá tenerse en cuenta que el control de síntomas en DME (en este caso del dolor en sí) puede/suele incluir elementos de tipo farmacológico, pero no debe estar limitado a éstos9. Incluso dentro de las diferentes posibilidades farmacológicas, la eventual administración conjunta de 2 o más medicamentos, conocida como analgesia multimodal9,10, plantea varias ventajas en comparación con los esquemas de analgésicos monoterápicos.
De hecho, la complejidad de los mecanismos neurofisiopatológicos del dolor y su naturaleza multifactorial hacen improbable que un método analgésico basado en un solo medicamento permitiera tratar de forma satisfactoria todo tipo de dolor10. Las medidas de tratamiento por vía oral pueden ser consideradas de manera conjunta con grados variables de éxito, en función del caso en particular y de la patología que se esté tratando. Las herramientas medicamentosas incluyen diferentes combinaciones de AINE, paracetamol, corticoides, opioides, anticonvulsivantes y antidepresivos tricíclicos.
Los niños y adolescentes con síndromes de DME se quejan con frecuencia de dolor persistente, a pesar de haber recibido tratamientos previos con fármacos analgésicos y AINE. Es ahí donde el rol del paracetamol en la implementación de esquemas de analgesia multimodal cobra un mayor protagonismo9,11. Este ha permitido lograr una reducción en las dosis requeridas de otros medicamentos analgésicos, como por ejemplo los opioides. En función de dicha reducción, también se esperan menos efectos adversos potenciales de estos. Esto fue observado tanto en modelos experimentales de dolor como en contextos clínicos12,13. Cabe anotar, sin embargo, que como agente sinérgico en analgesia multimodal, el paracetamol ha sido estudiado por ahora con mayor frecuencia en pacientes adultos y ancianos, en diversos contextos clínicos y quirúrgicos.13
Desde el punto de vista de su capacidad analgésica, se considera que el mecanismo de acción del paracetamol tiene componentes tanto centrales (cerebro) como periféricos (médula espinal)9,14. Antiguamente se había considerado que el paracetamol fundamentalmente reduce la síntesis de prostaglandinas desde el ácido araquidónico al inhibir las isoenzimas COX-1 y COX-2 de la ciclooxigenasa y en alguna época se atribuyó a este fenómeno su papel en el control del dolor. Más tarde también se reconoció un efecto analgésico a partir de la activación indirecta de receptores de serotonina, incluyendo los del subtipo 5 -Hidroxitriptamina 3 (5-HT3) en las interneuronas opioidérgicas que, a su vez, reducen la excitabilidad de las neuronas del cuerno dorsal que se proyectan al tálamo12,14. Estas estructuras medulares están implicadas en las vías descendentes de control del dolor desde ese nivel medular.
No obstante, recientemente ha sido publicado12 que su principal mecanismo analgésico es a través de su metabolización hacia N-Acilfenolamina (AM404), que a su vez actúa luego en el receptores relacionados con las vías cerebrales del dolor como por ejemplo el receptor de potencial transitorio, subfamilia vaniloide, tipo 1 (TRPV1, por sus siglas en inglés de transient receptor potential vanilloid 1) y el receptor Cannabinoide 1 (CB1). Adicionalmente este metabolito AM404 induce analgesia de forma directa por vía de los receptores TRPV1 en las terminaciones de fibras de tipo C en el cuerno dorsal de la médula espinal. Como bien se conoce este cuerno dorsal medular, de forma similar a lo que ocurre en el cerebro, resulta crítico para las vías del dolor y modula la transmisión nociceptiva12. Por ende el paracetamol induce analgesia actuando no solo a nivel cerebral sino además en el nivel medular.
En ese sentido el paracetamol debe ser considerado bien sea para uso como agente único o en conjunción con AINE para el manejo del DME. Ha sido utilizado para el alivio del dolor en un rango bastante amplio de indicaciones debido a su efectividad relativa en muchas condiciones clínicas asociadas a dolor, así como por su alta tolerabilidad y sus mínimos efectos adversos.9
Conviene mencionar en este punto algunas consideraciones relativas a la farmacología del paracetamol que resultan importantes para entender sus propiedades analgésicas. La adecuada comprensión de los mecanismos pleiotípicos de la analgesia inducida por paracetamol tienen consecuencias importantes directas sobre el uso correcto de esta medicación para el tratamiento eficiente del dolor.14
Si bien el rango terapéutico del paracetamol abarca dosis de 10 - 15 mg/kg, habrá que recordar que, por las características farmacodinámicas mencionadas, los efectos analgésicos de este fármaco a nivel central se logran con las dosis de 15 mg/kg (tanto en DME como en otros tipos de dolor).14
Las concentraciones de paracetamol en el sistema nervioso central (SNC) requeridas para la inducción de analgesia son de más del doble (EC50 de 9.98mg/L) de las que resultan suficientes para la inducción de antipirexia (EC50 de 4.63 mg/L)14. La farmacocinética del paracetamol determina que la concentración mínima en el compartimiento (en este caso el SNC) de paracetamol para alcanzar el objetivo de alivio del dolor en niños es de 11.8 mg/L14. Las dosis de al menos 15 mg/kg son las que permiten alcanzar un pico de concentración (Cmax) de 11.8 mg/L (al menos en adultos, ya que en pediatría está menos estudiada esta variable específica).14
La extrapolación de varios datos relacionados con la farmacodinámica del paracetamol, permiten sugerir que son las dosis orales de 15 mg/kg cada 6 horas permiten lograr rápidamente concentraciones de estado estable y una Cmax cómodamente por encima de aquella mínima requerida para inducir analgesia (ver figuras 1 y 2 en el artículo de los Dres. Maurizio de Martino & Alberto Chiarugi de 2015)14. Teniendo en cuenta que el efecto compartimental puede retrasar que el inicio de la resolución del dolor, algunos han propuesto la incorporación de una dosis de carga inicial, mediante la cual obviamente se hará más aguda la curva de tiempo contra concentración, favoreciendo un control del síntoma (dolor para lo que atañe a esta discusión) más eficiente.14
En función de su favorable perfil de seguridad, el paracetamol ha solido prescribirse con bastante tranquilidad a aquellos pacientes que por sus condiciones preexistentes eventualmente tienen contraindicado el uso de AINE12. Entre estas condiciones pueden estar por ejemplo los trastornos digestivos altos y en particular el antecedente de úlcera gástrica, pero también otras como asma bronquial, mujeres en embarazo y/o lactando y los niños más pequeños.7,12
Otro aspecto para considerar es el tiempo total de uso de los fármacos analgésicos, aunque la naturaleza de la enfermedad pediátrica en general (incluyendo el DME) es de tipo agudo o subagudo, no se puede descartar que cada tanto haya pacientes con situaciones de cronicidad. El DME es una de estas condiciones con tendencia a la cronificación en algunos pacientes pediátricos y por lo tanto puede derivar en un uso recurrente por vía oral de medicamentos analgésicos y/o antiinflamatorios. Es importante recordar que para el caso concreto del paracetamol, se considera “sobreuso” cuando un paciente lo toma (o como en el caso de los niños le es administrado) por más de 15 días de cada mes, durante un período mayor de 3 meses.11
En ese sentido hay que ser especialmente conscientes de mantener un seguimiento adecuado en las dosis administradas al paciente con DME que recibe paracetamol (10 - 15 mg/kg, máximo cada 4 - 6 horas). El rango existente entre las dosis terapéuticas de paracetamol y las tóxicas es amplio (hasta 10 - 15 veces más).14
Aun así, dentro de las causas identificables de falla hepática en pediatría, una importante a considerar es la sobredosificación con paracetamol15,16. Para los niños, el escenario más habitual para una sobredosificación de este tipo serían los errores involuntarios en la cantidad a administrar15 por confusión de los padres o cuidadores, o bien la administración conjunta inadvertida del paracetamol junto con otros medicamentos que lo contengan en forma de compuestos (por ejemplo paracetamol + codeína).15,17
Aunque es sumamente inusual y se ha atribuido más a aspectos idiosincrásicos, se pueden encontrar en la literatura médica reportes de toxicidad y falla hepáticas por paracetamol, aún en pacientes tomando por períodos prolongados de tiempo dosis acordes a su peso o elevadas16-19, pero sin llegar a los umbrales francamente reconocidos como potencialmente tóxicos19. Este podría ser fácilmente el escenario en algunos pacientes con DME crónico, quienes presentan requerimientos extensos / prolongados de analgesia oral.17
Ha sido descrita potencial elevación de transaminasas séricas en pacientes tomando dosis dentro del rango terapéutico y sin llegar al rango tóxico19.
También deberá tenerse en cuenta si el paciente presenta algún factor de riesgo para incrementar la potencialidad tóxica hepática, como pueden ser malnutrición severa, consumo crónico de paracetamol, curso con procesos hepáticos agudos, uso concomitante de fármacos inductores de enzimas hepáticas y en los adultos dependencia al alcohol y/o tabaquismo15,18,20. Vale la pena aclarar que tanto los bebés como los niños pequeños, cuyos sistemas enzimáticos hepáticos aún se encuentran inmaduros y por ende presentan diferencias en el metabolismo del paracetamol asociadas con la edad, tienen una menor susceptibilidad a presentar toxicidad hepática aguda por dicho fármaco.20
Al respecto de la eficacia del paracetamol para el tratamiento del dolor, ésta resulta comparable con la de dosis estándar equivalentes de muchos otros analgésicos (pero con menos efectos adversos).
El paracetamol como analgésico ha sido ampliamente evaluado en comparación con los AINEs más comúnmente usados (incluyendo Ibuprofeno, Diclofenaco, Ketorolaco y Parecoxib), pero además con otros fármacos analgésicos como por ejemplo opioides como Tramadol y Morfina (a dosis de 10 mg por vía IV). Esto ha sido evidenciado en contextos en los que los pacientes presentan dolor de muy diferentes características, como por ejemplo diversos procedimientos quirúrgicos, pero también otras situaciones tanto agudas como crónicas, como DME y cefalea (incluyendo la de tipo tensional y la migraña).11
*Published by Nicholas Hall’s reports, august 2020
**Estudios realizados por J&J y empresas afiliadas en población pediátrica y adulta
Los dolores de crecimiento como ejemplo de DME
La entidad conocida en medicina como “dolores de crecimiento” o GP (por su sigla en inglés de Growing Pains) ha sido reconocida desde hace muchísimo tiempo en la humanidad. Ya en la primera mitad del siglo XIX se registra la descripción de este síndrome por parte del médico francés Duchamp21-23 en su obra Maladies de la Croissance (Enfermedades del Crecimiento, 1823).
En función de este título se le asoció a este tipo de dolores de las piernas con el proceso de crecimiento. Sin embargo, dado que los episodios de dolor no necesariamente están vinculados de forma exclusiva a los periodos de aumento en el ritmo de crecimiento del niño, se le han ido dando en el último tiempo en la medicina denominaciones más descriptivas, como por ejemplo “dolor recurrente de las extremidades en la niñez” o bien “dolor benigno nocturno de las extremidades de la niñez”22. A pesar de ser una patología tan antiguamente conocida, ésta no necesariamente ha recibido tanta cobertura en el campo de la medicina ni de especialidades como la pediatría, la ortopedia o la reumatología22,23 sino hasta los últimos 30 o 40 años que se comenzó a investigar de manera más formal.24
Se describe a los dolores de crecimiento como episodios recurrentes de dolor de tipo calambre, localizado predominantemente a nivel de las extremidades inferiores, y en éstas sobre todo en:1
Muslos
Áreas pretibiales
Fosas poplíteas
Pantorrillas
Aunque hay reportes de dolores de crecimiento en las extremidades superiores, este tipo de presentación clínica es mucho menos frecuente. Los descriptores clínicos utilizados por los padres y/o los niños para dolores de crecimiento suelen ser comunes. De tal forma, el diagnóstico de esta condición es eminentemente clínico, requiriendo por este motivo básicamente una anamnesis detallada del dolor. Se debe incluir una descripción de todas sus características como su frecuencia, tipo, localización, lateralidad, irradiación, duración, elementos agravantes o predisponentes y momento de aparición.24
Los dolores de crecimiento son más comunes en la segunda mitad de la primera infancia, afectando aproximadamente a un tercio de los niños entre los 4 y los 6 años25 (aunque se encuentran reportes de su ocurrencia en pacientes de hasta 19 años)25. Los dolores de crecimiento afectan ambas piernas en un 80% a 90% de los pacientes y tienden a ocurrir más que todo en la tarde o en la noche, mientras que al llegar la mañana ya ha desaparecido.
En algunas ocasiones la intensidad del episodio de dolores de crecimiento puede llegar a despertar en la madrugada al niño, a veces llorando sobre todo si es más pequeño. Los episodios de dolores de crecimiento suelen durar entre varios minutos a algunas horas.
En términos de frecuencia la mayoría de los pacientes tienen épocas de varios días sin dolor, alternadas con otras de varios días sintomáticos.
Algunos sólo experimentan los dolores de crecimiento de forma esporádica, cada tantas semanas. Con frecuencia tanto los padres como los niños notan algún grado de conexión entre los días / épocas de aumento del aumento de la actividad física y los episodios subsecuentes de dolores de crecimiento. Aun así, estos no se asocian con la necesidad de interrumpir las actividades diarias normales del paciente. Un patrón de dolor que lleve a modificaciones sustanciales en la rutina del niño, muy probablemente no sea un caso de dolores de crecimiento y habrá que considerar un diagnóstico menos benigno.
Los niños más grandes que ya han desarrollado la capacidad de verbalizar sus molestias, suelen describir a los dolores de crecimiento como severos y de tipo calambre. Cuando se trata de dolores de crecimiento no hay hallazgos llamativos ni anormales en el examen físico, es decir que no se encuentra ningún signo objetivo de inflamación en las extremidades. Desde el punto de vista clínico los dolores de crecimiento no están asociados con una cojera.25
Se han publicado incluso ya desde la década de los 50 del siglo XX una serie de criterios para definir los dolores de crecimiento, sin embargo, Evans en su revisión de 2008 plantea que las diferentes revisiones previas disponibles han utilizado a la literatura médica convenientemente en lugar de exhaustivamente.23
A la luz del conocimiento actual aún la fisiopatología exacta de los dolores de crecimiento se mantiene aún sin poder ser determinada con precisión25. Se ha podido determinar que no es un proceso asociado al pico de crecimiento puberal (de hecho, la edad de presentación clásica de los dolores de crecimiento suele preceder a dicho pico), sino que teóricamente se le considera más asociado con fenómeno del crecimiento en general.25
De manera similar a lo que se ha evidenciado en la fibromialgia, los niños con dolores de crecimiento exhiben umbrales de percepción del dolor más bajos comparado con sus pares sin dolores de crecimiento22,26. Se ha sugerido que esto puede tener implicaciones también en el sentido terapéutico26. Las intervenciones en la esfera del comportamiento orientadas a disminuir la sensibilidad exagerada al dolor, así como algunos programas específicos de actividad física pueden reducir los episodios de dolor. Cabe anotar que en el estudio de 2004 de Hashkes & col., los niveles de actividad física de los pacientes con dolores de crecimiento fueron reportados como normales para su edad.26
La presentación clínica clásica descrita23,27 debe reafirmar la naturaleza benigna de los dolores de crecimiento, en particular cuando haya ausencia de otros signos y/o síntomas inflamatorios o crónicos23. Se debe enfatizar el hecho de que el examen físico del niño con esta entidad carece de anormalidades3,23,27. Cuando se trata de dolores de crecimiento no se requieren evaluaciones ni pruebas diagnósticas adicionales23, mientras que no haya quejas preocupantes o de alteraciones anatómicas evidentes durante la consulta.
Durante la evaluación médica en atención primaria en salud es importante considerar diagnósticos diferenciales en el niño con dolor recurrente en las extremidades24. Si bien hay numerosas posibilidades para descartar patologías complejas como causas de DME en las extremidades en un paciente pediátrico, en la medida en la que las características clínicas y epidemiológicas se enmarquen mayormente dentro de los parámetros descritos para dolores de crecimiento, es altamente improbable que se trate de algo más grave que éstos.
Los niños con patologías más complejas caracterizadas por DME como por ejemplo la Artritis Idiopática Juvenil (JIA por sus siglas en inglés), a veces pueden ser diagnosticados inapropiadamente como casos de dolores de crecimiento o como esguinces musculoesqueléticos recurrentes. Esto causaría eventuales retrasos tanto en la remisión del paciente a reumatología pediátrica como en la atención apropiada de la JIA, que lejos de ser una condición fácil, tiene numerosas implicaciones potenciales a largo plazo a nivel estructural para el paciente.28
Mientras que la mayoría de los casos de dolores de crecimiento se resuelven de hecho antes de la adolescencia26 e incluso sin necesitar una terapia específica, la recurrencia del dolor asociada a esta condición es con frecuencia muy preocupante para los niños y sus familias (2019; 27, 29). Y entonces resulta inevitable que nos surja la pregunta, ¿qué hacer para tratar un paciente con dolores de crecimiento? Si bien se puede considerar que el solo hecho de discutir el curso natural de los dolores de crecimiento puede ser de ayuda en la disminución de la ansiedad, la situación compleja para algunos niños y sus familias puede ser demandante.
Cuando se aprecia que el cuerpo de evidencia disponible sobre opciones terapéuticas dirigidas al tratamiento de los dolores de crecimiento23,24 no es para nada robusto, se dimensiona la falta de investigación clínica en esta condición. Se ha publicado solamente un pequeño estudio aleatorizado controlado (36 pacientes en total) de finales de los 80 del siglo pasado30, que provee la única base de evidencia empírica (aunque limitada) disponible aún hoy en día a este respecto. Esta publicación es mencionada prácticamente en todos los demás artículos subsiguientes sobre el tema de dolores de crecimiento.
Dicho estudio fue publicado en 1988 por las Dras. Baxter & Dulberg, afiliadas a la Universidad de Ottawa en Canadá30. En éste se comparaba un grupo de niños con dolores de crecimiento a quienes se le instruyó para realizar de forma regular un programa de estiramientos musculares en las extremidades inferiores (cuádriceps crurales, isquiotibiales y músculos de las pantorrillas mostró un posible efecto benéfico de un programa de estiramientos musculares en las extremidades inferiores (cuádriceps crurales, isquiotibiales y músculos de las pantorrillas), que son las zonas afectadas habitualmente por los dolores de crecimiento30. Se adjuntan las figuras del estudio mencionado.
Acompañamiento del tratamiento
Programa de estiramiento
NOTA:
• Mantenga cada estiramiento durante 15-20 segundos
• Alterne las piernas
• Repita cada estiramiento 10-20 veces
Gráfica tomada de: Baxter MP, Dulberg C. “Growing pains” in childhood—a proposal for treatment J Pediatr Orthop 1988; 8: 402-406.
Gráfica tomada de: Baxter MP, Dulberg C. “Growing pains” in childhood—a proposal for treatment J Pediatr Orthop 1988; 8: 402-406. doi: 10.1097/01241398-198807000-00004
De acuerdo con la opinión publicada previamente por la Dra. Angela Evans de la Universidad de South Australia (tiene varios artículos sobre el tema de DME en extremidades recurrente en pediatría)21,23,31 el bajo uso del paracetamol en esta indicación se debería a que al ser esta una medida de tipo farmacológico, su adopción estaría más asociada a la práctica médica como tal.
Dado que solo un 34% de los casos de dolores de crecimiento consultan a un médico por esta razón31, de alguna forma se puede esperar que el uso de medicamentos sea bajo. Así mismo también resulta esperable que las decisiones terapéuticas en dolores de crecimiento estén más orientadas a aquellos métodos que honran su práctica en el tiempo y la tradición popular, tanto las de tipo no farmacológico como los masajes y la aplicación de botella con agua caliente en las zonas afectadas durante los episodios de dolores de crecimiento31 o de tipo farmacológico como el paracetamol, que mitigan el dolor en el corto tiempo, pero que no necesariamente abordan de forma satisfactoria la causa subyacente.
Habría que recordar en todo caso que, según los postulados originales enunciados por Sackett, Guyatt y otros hace cerca de 25 años sobre la triada que conforma la medicina basada en la evidencia (MBE)32,33 los elementos de juicio para formar una decisión clínica van mucho más allá de los resultados de investigaciones33 (idealmente aleatorizados y controlados contra placebo, en modo doble ciego). Estos elementos deben integrar además otros como la experiencia clínica del médico y también las consideraciones propias del paciente con base en su esquema de valores. En este apartado de todas formas, la opinión de la Dra. Evans es que el uso de paracetamol en dolores de crecimiento hace parte del ámbito de todas aquellos métodos puestos en práctica frecuentemente por los padres de pacientes con dolores de crecimiento (junto con frotar las piernas o aplicar calor, por ejemplo) y los considera en general faltos de fundamento.23
A pesar del pronóstico benigno de los dolores de crecimiento25,27,29, los diferentes autores coinciden en que estos procesos pueden llegar a tener un impacto significativo en la calidad de vida del niño, así como en la de su familia.27,29
Esto es aplicable especialmente a aquellos casos en los que los ataques nocturnos son frecuentes27,29. Según algunos autores, hay niños con dolores de crecimiento que requieren uso de medicamentos analgésicos por vía oral de forma crónica, especialmente paracetamol y/o AINEs27. Precisamente, en la publicación de los Dres. Uziel y Hashkes de 2007, se reporta que a un 52% de los pacientes evaluados con dolores de crecimiento se les administraban este tipo de medicamentos por vía oral para aliviar su dolor.27
En el caso de los dolores de crecimiento y dada su naturaleza benigna25, se considera que un adecuado consejo y explicación para el paciente, los padres y la familia en general sobre la inocuidad de esta condición puede ser inclusive la medida de tratamiento más importante25,29. Se le debe dejar en claro a los padres y adultos responsables del paciente con el cuadro, que los dolores de crecimiento no generan secuelas a largo plazo.25
Lo anterior por supuesto no niega en ningún momento la necesidad de abordar apropiada y suficientemente los aspectos clínicos de los dolores de crecimiento. Acá debe tenerse muy en cuenta que los episodios de dolor nocturno pueden convertirse en una carga para los niños afectados, así como para sus padres o adultos a cargo.29
En la mayoría de los casos de dolores de crecimiento no necesariamente se requiere un tratamiento específico29 y de hecho por definición en estos pacientes el curso del proceso es autolimitado y su pronóstico es bueno.29
Como se ha mencionado ya antes, en primer lugar, se debe tranquilizar a padres e hijos25,29. Como medidas prácticas a tomar, además de los estiramientos musculares que en últimas son lo único que a la luz de la MBE23 tendríamos solidez para recomendar, hay algunas publicaciones en las que se menciona un alivio considerable de las molestias por medio de masaje suave en los muslos y las pantorrillas20. Otras medidas locales como la aplicación de calor o frío29, así como generar estímulos positivos proveyéndole al paciente comodidad y contención por medio del toque reconfortante, también pueden ayudar a lograr el alivio deseado.
También se han propuesto medidas alternativas para el tratamiento de los dolores de crecimiento que se muestran en la siguiente tabla29. Incluyen suplementos ortomoleculares como Magnesio, Calcio, Selenio, Vitamina D, Vitamina C o Melatonina. También se mencionan los esquemas de ejercicios y estiramientos de fisioterapia en los músculos de las piernas.29
El paracetamol es un buen analgésico, plausible de ser usado con éxito en diversos contextos de DME en la niñez, mientras se tengan en cuenta algunas consideraciones importantes con respecto a su farmacodinámica y ajuste de la dosis derivado de éstas (hacia la parte superior del rango que es donde actúa mejor como analgésico, es decir 15 mg/kg cada 4 a 6 horas).12,14,34
Los dolores de crecimiento representan una condición médica relevante en la infancia, por la cual muchas veces no se consulta directamente al médico. Estos presentan una fisiopatología que aún no ha sido claramente establecida pero que no parece tener un carácter francamente inflamatorio.25
*Published by Nicholas Hall’s reports, august 2020
**Estudios realizados por J&J y empresas afiliadas en población pediátrica y adulta | TYLENOL® 508M97 SSA VI
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Ibuprofeno en IRAA
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Ibuprofeno en el manejo sintomático de infecciones respiratorias altas (IRAA) en pediatría
Los pacientes pediátricos son susceptibles a múltiples eventos de salud durante su desarrollo. Entre estos, los procesos infecciosos agudos de las vías aéreas se consideran las más frecuentes de todas, tanto para esta edad, como para todas las demás.1
Se trata por lo general de cuadros autolimitados, de origen viral y que al estar mayormente exentos de complicaciones se le suele dar una orientación predominantemente sintomática al tratamiento1. Las que responden a estas características afectan más que todo la porción superior de las vías respiratorias, en cuyo caso se les ha denominado IRAA (de Infección Respiratoria Aguda Alta) en español o en la literatura médica internacional, se conocen como URTI (por la sigla en inglés de Upper Respiratory Tract Infections).1
Las IRAA están asociadas a sintomatología de intensidad variable.1
Los pacientes con IRAA suelen presentar síntomas locales como:
Dolor en una o varias de las porciones afectadas en el tracto respiratorio (nariz, garganta, oído, senos paranasales).
Congestión nasal con o sin rinorrea, cefalea y/o síntomas sistémicos como malestar general, mialgias, fiebre y escalofríos.7, 9
Los síntomas de una IRAA se derivan de la respuesta inmunológica frente a la infección por microorganismos patogénicos en las vías aéreas superiores6, 7, más que a un eventual daño tisular por los agentes microbianos causales.6, 7
Dichos síntomas se caracterizan por manifestaciones diversas de tipo inflamatorio7 tanto a nivel local como sistémico1, en función de la secreción de mediadores proinflamatorios, como por ejemplo prostaglandinas, cuya presencia aumentada ha sido evidenciada en los tejidos inflamados.11
Desde el punto de vista farmacodinámico se ha considerado que la eficacia del ibuprofeno como medida de corte sintomático en IRAA está directamente relacionada con su capacidad de inhibir la síntesis de prostaglandinas, por bloqueo reversible y no selectivo del sistema de las ciclooxigenasas.7, 11, 16, 18
Así mismo, dicho bloqueo genera efectos inhibitorios (comprobados tanto in vivo como in vitro) sobre la agregación y degranulación de los neutrófilos, sobre la activación leucocitaria en general y como resultado final se produce también una disminución en la secreción de citoquinas a nivel de los sitios de inflamación7, 16, 18. Otros aspectos adicionales del ibuprofeno que contribuyen a su capacidad antiinflamatoria son la eliminación de especies reactivas de oxígeno y de nitrógeno, además de alteraciones en la síntesis de óxido nítrico (NO)16, aunque se ha reportado que los efectos sobre este último mediador no solo no son uniformes, sino incluso podría haber comportamiento paradojal.18
En la práctica clínica diaria, los AINE (incluyendo el ibuprofeno) son ampliamente utilizados en los pacientes pediátricos para alivio de dolor y fiebre asociados a una gran variedad de condiciones21, entre ellas las IRAA7. De hecho, entre varios AINE disponibles, el ibuprofeno es el que más se utiliza en niños.5
Su dosis oral recomendada de 5 a 10 mg/kg por toma, para administrar cada 6 o 8 horas, con un máximo de 500 mg por día5, 7, 21 o bien dosis máxima acumulativa de 30 mg/kg/día5 a 40 mg/kg/día.23
Dentro del espectro sintomático de una IRAA en el paciente pediátrico, la fiebre suele ocupar un lugar de especial atención, sobre todo por ser más frecuente en ese grupo etario7. De acuerdo con literatura, la fiebre es con frecuencia la respuesta natural a la infección. Estrategias simples de tipo no farmacológico pueden ser todo lo que se necesite para reducir la fiebre19 en algunos pacientes, pero a su vez habrá otros en quienes se requiera un manejo con medicamentos de corta duración para ayudar a controlar este síntoma.
Por ejemplo, los AINE parecen ser beneficiosos en el manejo ambulatorio de la fiebre y el dolor de garganta asociados a IRAA, tanto en adultos como en niños1. En esa categoría de medicamentos, el ibuprofeno es uno de los fármacos más utilizados en el tratamiento de las IRAA.7
En la revisión sistemática publicada recientemente por el grupo liderado por el Dr. Azh de la Escuela de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Irán, en Teherán1, se incluyen cuatro estudios que investigaron la efectividad del ibuprofeno para el control de la fiebre en niños con IRAA de origen viral, en un contexto ambulatorio.
En todos estos estudios clínicos citados en la revisión mencionada se reporta mejoría de la temperatura en los pacientes tratados con ibuprofeno. Por ejemplo, en uno la reducción fue de 1.38˚C 0.84˚C12, mientras que en otro, en el trascurso de seis horas, hubo disminución de 0.9˚C 0.9˚C.26
Desde el punto de vista de la medición del inicio de la acción antipirética se encontró que el ibuprofeno comenzó a actuar 28 minutos más rápido que el paracetamol (MD, 28.8; 95% CI, 7.68-49.92)1, 10. Un grupo de investigadores de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, mencionan hallazgos similares en su revisión sistemática y metaanálisis.24
Estos autores reportan superioridad en los efectos analgésicos y antipiréticos del ibuprofeno dentro de las primeras 24 horas del tratamiento en niños menores de 2 años (en comparación con paracetamol), aunque dicho fenómeno no continuaba luego de 24 horas de iniciados los fármacos. Los autores agregan que de hecho los niños que recibieron Ibuprofeno tenían aproximadamente el doble de probabilidades de estar afebriles en estas etapas iniciales del tratamiento (aunque aclaran que esto tendría una significancia clínica incierta) y destacan que dichos beneficios fueron identificados en los estudios aleatorizados, lo que le otorgaría mayor certeza a los resultados.24
No obstante lo anterior, cabe anotar que se encuentran también el reporte de un estudio clínico aleatorizado abierto, paralelo, llevado a cabo en un hospital universitario en Ankara, Turquía en el cual se evaluaron 90 niños entre 2 y 14 años que presentaban fiebre en el contexto de IRAA.
Los pacientes fueron divididos en 3 grupos de 30 pacientes cada uno:
1. Grupo Nimesulida
2. Grupo ibuprofeno
3. Grupo Paracetamol
y se logró antipiresis en los 3 grupos, sin una diferencia estadística en el control de la fiebre entre Ibuprofeno y antipiréticos más antiguos como el paracetamol (RR, 0.6; 95% CI, 0.33-1.12).1, 25
A veces es difícil establecer si una IRAA corresponde a resfriado común o bien a una gripe (influenza) dado el importante grado de superposición entre estos dos cuadros, tanto a nivel de sus agentes etiológicos virales más comunes, como desde el punto de vista de la sintomatología7. Esto, sumado a otras consideraciones desde el punto de vista fisiopatológico, hace que en todo caso el tratamiento tenga una orientación primordialmente sintomática y que su énfasis principal sea el alivio de la fiebre, la congestión nasal y la tos.4
Confirmando su efectividad en el manejo sintomático de las molestias asociadas a IRAA, como:
Dolor de garganta
Fiebre
Un estudio doble ciego controlado contra placebo en niños de 2 a 12 años de edad, mostró que la administración oral de una dosis única de Ibuprofeno a dosis de 10 mg/kg fue superior al placebo.20
Otro estudio realizado por la misma época en niños con faringitis aguda2 mostró superioridad estadísticamente significativa de Ibuprofeno contra el placebo para el manejo sintomático del dolor asociado a esta condición (tanto dolor espontáneo como odinofagia).
En esta indicación, se menciona el uso de fármacos como ibuprofeno o paracetamol, con grado de recomendación A-1 en guías clínicas para el manejo sintomático del dolor e irritación de garganta.8
Otra de las zonas potencialmente afectadas en un cuadro de IRAA es el oído y la trompa de Eustaquio, por su vecindad con la faringe y el resto de las vías aéreas superiores. La otalgia y síntomas afines suelen hacer parte del complejo clínico de las IRAA7. En ese sentido el uso de ibuprofeno por vía oral y de analgésicos óticos para aplicación directa se ha reportado como beneficioso para el alivio sintomático del dolor y la fiebre en pacientes con otitis media aguda (OMA).22
Se trata de medidas fuertemente recomendadas en las guías de tratamiento recientes14, 22. En un estudio multicéntrico, aleatorizado y doble ciego sobre el tratamiento de los síntomas de OMA en niños, se evidenció que el Ibuprofeno (en ese caso asociado a antibiótico oral) fue útil para el alivio del dolor, siendo éste el síntoma que más molesta al paciente con dicha condición3. Actualmente la evidencia disponible sobre la efectividad del Ibuprofeno para esta indicación es limitada (evidencia de baja calidad reporta mayor efectividad como monoterapia en comparación con el placebo, para el alivio a corto plazo de la otalgia en contexto de OMA).21
Con respecto a indicar medidas analgésicas en el contexto de una IRAA, en función de hallazgos en su investigación clínica algunos autores15 consideran que la prescripción de dosis regladas es poco probable que resulte efectivo, pero dejan abierta la posibilidad a que fármacos como el Ibuprofeno se use según la necesidad individual en aquellos casos en los que se requiera.
En consonancia con este concepto, este estudio dirigido por el Dr. Little y colaboradores se pudo observar que el uso de Ibuprofeno en el subgrupo de pacientes menores de 16 años, proveyó una reducción de 0.47 (-0.76 a -0.18) en la severidad de los síntomas asociados a infecciones del tracto respiratorio. Acerca de la seguridad y tolerabilidad del Ibuprofeno, cuando este se le administra a pacientes pediátricos en las dosis apropiadas (ajustadas según peso, de acuerdo con lo mencionado antes) y por periodos de tiempo acotados (como es el caso del manejo sintomático de una IRAA), se ha demostrado que es un medicamento confiable, con bajo riesgo de efectos adversos.7
Con respecto al perfil de seguridad y eficacia del Ibuprofeno, la conclusión de un metaanálisis de 17 estudios clínicos en población pediátrica publicada hace algunos años por el Dr. David Perrott y colaboradores, es que dosis únicas de Ibuprofeno (entre 4 - 10 mg/kg) tienen eficacia similar en el alivio de dolor y fiebre, así como un perfil de seguridad similares al del Paracetamol (a dosis entre 7 - 15 mg/kg).17
Los estudios de los Dres. Samuel M. Lesko y Allen A. Mitchell de la Unidad de Epidemiología Slone, de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de medicina de la Universidad de Boston en Brookline, Massachussets publicaron en 1995 en la revista JAMA13 los resultados de un estudio clínico aleatorizado que comparó 2 esquemas de dosis de Ibuprofeno (5 y 10 mg/kg) contra grupo control con Paracetamol (12 mg/kg). Su conclusión es que el riesgo de hospitalización en niños por sangrado digestivo, falla renal o anafilaxia no estaba incrementado por el uso de Ibuprofeno por periodos cortos.
En la revisión sistemática y metaanálisis reciente se menciona un perfil de seguridad muy favorable para el Ibuprofeno24. En este estudio se reportó acerca de la eficacia, seguridad y riesgo de eventos adversos serios (SAE) comparando ciclos cortos de Paracetamol o Ibuprofeno, para el tratamiento de fiebre y/o dolor en pacientes > de 2 años, con análisis adicional del subgrupo de aquellos > 6 meses.
Los SAE fueron en general poco comunes. Tanto el Ibuprofeno como el Paracetamol parecieron tener un perfil de seguridad similar. Se mencionan 7 estudios con una muestra total de 27.932 participantes. El Ibuprofeno contra el Paracetamol mostró un odds ratio para SAE de 1.08; (95% CI, 0.87-1.33; P = 0.50, I2 = 0%). La evidencia se consideró de moderada calidad.
La inhibición de la COX-1 se ha considerado tradicionalmente como el principal factor subyacente a la posibilidad de los AINE de causar algunos de sus principales efectos adversos (como úlceras gastrointestinales, anormalidades renales o sangrados), aunque en revisiones sobre la farmacología de estos medicamentos se menciona que existen algunas otras acciones bioquímicas y celulares de los AINE que contribuyen también potencialmente a estos efectos indeseados.18
En conclusión, el Ibuprofeno es un fármaco que puede proveer alivio sintomático en pacientes pediátricos con IRAA5, con acción demostrada sobre aspectos como fiebre y dolor que son causa frecuente de molestia en este tipo de patologías y que usado de forma puntual y en las dosis recomendadas se considera en términos generales seguro.
1. Seguro desde los 6 meses.28
2. Efectivo alivio de dolor en procesos inflamatorios y fiebre.
3. Alto perfil de seguridad y eficacia a partir de 15 minutos y hasta por 8 horas.28, 29
4. El ibuprofeno más recetado por pediatras en México.**
5. Sabor a frutas que facilita el apego al tratamiento.31
6. Sabor preferido por los niños en México.***
7. Dosis exacta gracias a su pipeta dosificadora grabada en milimetros.28, 30
**Market share close up por año MOTRIN®
***IFF & Johnson & Johnson®. Survey among Mexican parents. April 2021.
**Market share close up por año MOTRIN® | ***IFF & Johnson & Johnson®. Survey among Mexican parents. April 2021 | Motrin® Reg. No. 630M98 SSA VI.
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Ibuprofeno en el resfriado común
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Ibuprofeno en el manejo sintomático del resfriado común en pediatría
El resfriado común es la patología más frecuente en todos los rangos de edad2, 3, 12. Hace parte de las infecciones respiratorias agudas altas (IRAA) y representa el 50% de los cuadros de origen infeccioso a nivel del tracto respiratorio superior.11
En algunos estudios epidemiológicos se ha visto que las IRAA son más comunes en niños entre los 0 y los 4 años si se compara con otras cohortes de edad6. Por otro lado, se estima que los niños en edad pre escolar tienen en promedio entre 7 a 8 episodios gripales por año.12
Los niños son más susceptibles al resfriado común porque no han desarrollado todavía inmunidad de memoria a muchos de los virus causantes del resfriado común, porque tienen pobres prácticas de higiene personal y porque están en contacto frecuente con otros niños que puede estar excretando virus.12
Desde el punto de vista etiológico, se ha adjudicado el resfriado común a una gran diversidad de microorganismos virales (más de 200 tipos de éstos), a pesar de lo cual los rinovirus son por lejos los causantes más comunes entre los virus3. Estos son responsables de 30 - 50% de todos los resfriados comunes3. Si bien se puede detectar presencia de rinovirus durante todo el año, su predominio es más marcado al inicio del otoño y al final de la primavera.10, 12
Con respecto al espectro de manifestaciones clínicas asociadas al resfriado común, los pacientes suelen presentar varios síntomas tempranos como:
Estornudos
Escalofríos
Epífora
Dolor de garganta
Cefalea
Estos son seguidos de síntomas tardíos como rinorrea y obstrucción nasal, mialgias, hiporexia, alteración del estado de ánimo y malestar general.3
La tos puede estar presente en algunos pacientes con resfriado común, siendo en un principio seca (no productiva) y tornándose luego productiva, por compromiso de la vía aérea inferior3. Por lo regular la severidad de los síntomas aumenta de forma progresiva pero rápida, teniendo el pico de severidad a los 2 o 3 días luego de la infección1, 3. La duración habitual del cuadro es de 7 - 10 días1, 3, pero algunos síntomas pueden persistir incluso por períodos post infecciosos prolongados de hasta 3 semanas o más (por ejemplo la tos).3
En el otro lado del espectro, hasta un 40% de las infecciones por rinovirus pueden cursar de forma asintomática, siendo éste un fenómeno cuyas razones todavía no son comprendidas.9
El perfil de síntomas de resfriado común por rinovirus en niños es diferente en algunos aspectos al de los adultos, ya que reportan tos con mayor frecuencia y molestias nasales como descarga y obstrucción.12
Por otro lado, la duración de los síntomas suele ser mayor en los niños (73% todavía con síntomas al día 10 desde el inicio del cuadro, contra solo 20% de los adultos sintomáticos a ese punto).12
Diferentes abordajes experimentales permiten afirmar hoy en día que fisiopatología y complejo sintomático del resfriado común se puede explicar en función de la liberación local de mediadores proinflamatorios, más que por una eventual lesión tisular específica que pudieran producir los virus3, 7, 9. En el proceso de generación de los síntomas de una IRAA participa una compleja red de citoquinas y mediadores proinflamatorias, de los cuales se ha considerado que el péptido vasoactivo bradiquinina tiene un rol preponderante en los síntomas locales como dolor de garganta y congestión nasal.3
De forma consecuente, la secreción de citoquinas sería la responsable de los síntomas sistémicos como fiebre o malestar general3, en todo caso más comunes en influenza. Fenómenos como los escalofríos y los temblores probablemente sean inducidos por los niveles en aumento de citoquinas circulantes sobre los centros hipotalámicos reguladores de la temperatura y su percepción a nivel de la corteza cerebral.3
Se ha considerado que estos mediadores solubles orquestan la proliferación, migración (por quemotaxis) y activación de diferentes tipos de células inflamatorias, que a su vez resulta en la amplificación del proceso inflamatorio9. De estas células, los neutrófilos tienen un rol protagónico y su presencia se relaciona de forma directa con la intensidad de los síntomas locales derivados de una IRAA.9
La orientación del tratamiento de un resfriado común es fundamentalmente sintomática3, 5, 10. En la mayoría de los pacientes con resfriado común, basta con emplear solo medicamentos analgésicos11 / antitérmicos10. En ese sentido los AINE son la herramienta farmacológica más comúnmente usada para aliviar los síntomas y signos de las infecciones agudas del tracto respiratorio.2
Entre los medicamentos sintomáticos recomendados está el Ibuprofeno, a dosis de 5 - 10 mg/kg cada 6 a 8 horas en resfriado común4, 10, 19 como antipirético.
Las observaciones experimentales de diferentes tipos acerca de la ausencia de un papel citopático directo durante las infecciones por rinovirus como el resfriado común, con el consecuente concepto de que los síntomas se derivan de la acción inmunológica / inflamatoria tiene todo el sentido.
Estudios publicados sobre el uso de medicamentos AINE para resfriado común (incluyendo Ibuprofeno) reportan que este tipo de tratamiento produjo beneficios significativos para aquellos aspectos de la patología que están directamente relacionados con dolor, como cefalea, otalgia y/o mialgias / artralgias.1, 5, 8
Concluyen que los AINE son de alguna forma efectivos aliviando el malestar causado por el resfriado común, pero sin evidencia clara de su efecto sobre los síntomas gripales respiratorios como tal8. Los autores aclaran a su vez que hay falta de literatura médica de estudios similares a los usados en su revisión en población pediátrica (uso de AINE en resfriado común en ensayos aleatorizados controlados en niños), aunque era su objetivo inicialmente8. En otro estudio se reportó que hubo otros síntomas de resfriado común que mostraron reducción significativa en comparación contra el placebo:
Cefalea (p = 0.008)
Otalgia (p = 0.01)
Temperatura corporal (p = 0.02)
Dolor muscular / articular (p = 0.045)
Teniendo en cuenta que, si bien los síntomas de las IRAA son percibidos como molestos, al mismo tiempo algunos de ellos forman parte integral de la respuesta de inmune de fase aguda a pesar de ser desagradables (por ejemplo fiebre, malestar general o anorexia) y se ha sugerido que podrían ayudar en recuperación de la infección3. Por lo tanto podría ser discutible si la eliminación de estos síntomas a través de medicamentos AINEs es beneficiosa en sí misma3, 17. En cualquier caso y en el contexto del resfriado común, tampoco hay pruebas disponibles de que el tratamiento sintomático del resfriado común o influenza llegue a interferir con su curso natural3, 17. En relación con este punto se ha recomendado observar el balance riesgo / beneficio al usar AINEs para el tratamiento del resfriado común.8
Para el profesional de la salud resulta importante mantener un índice de sospecha sobre los casos de influenza, en especial en los niños más pequeños o con comorbilidades en quienes dicha patología puede tener potencialmente consecuencias más complejas como causa de hospitalización y muerte14. En México se ha reconocido a los menores de 1 año entre los grupos con más probabilidades presentar manifestaciones graves de influenza.14
Existe una gran superposición entre el resfriado común y la influenza, tanto desde el punto de vista sintomatológico como en su etiología viral3, 4, aunque con tipos distintos. Sin embargo, algunas claves en la presentación clínica pueden orientar al diagnóstico. La presencia de fiebre es sugestiva de influenza, en particular si esta se presenta de forma temprana (incluso en el debut del cuadro).3
No obstante lo anterior, como fenómeno global la fiebre es común en los niños (por ejemplo con resfriado común) al tiempo que es rara en los adultos y leve cuando se presenta en un resfriado común.1, 13
En cualquier caso en la influenza la fiebre suele ser de corta duración (3 - 4 días)3. Desde el punto de vista clínico, la combinación de fiebre con tos tiene un valor predictivo positivo de ~80% para diferenciar los pacientes con influenza de aquellos con resfriado común.3
En cuanto a su seguridad, cuando el Ibuprofeno es prescrito a dosis estándar y en ciclos cortos (como sería el contexto de su uso en resfriado común), se considera un medicamento con un excelente perfil en niños de 6 meses y 12 años de edad, que sean por demás saludables y estén cursando con procesos febriles de diverso origen.15, 19
En las condiciones mencionadas, dicho perfil es comparable al de otros fármacos antitérmicos / analgésicos15, siendo el Ibuprofeno superior en el manejo de la fiebre.1
La prevención del resfriado común por medio de hábitos de vida debe incluir el lavado de manos frecuente que puede reducir la propagación de virus respiratorios, así como su transmisión de los niños afectados hacia otros niños y hacia otros miembros convivientes del hogar.1, 5
1. Seguro desde los 6 meses.19
2. Efectivo alivio de dolor en procesos inflamatorios y fiebre.
3. Alto perfil de seguridad y eficacia a partir de 15 minutos y hasta por 8 horas.19,20
4. El ibuprofeno más recetado por pediatras en México.**
5. Sabor a frutas que facilita el apego al tratamiento.22
6. Sabor preferido por los niños en México.***
7. Dosis exacta gracias a su pipeta dosificadora grabada en milimetros.19,21
**Market share close up por año MOTRIN®
***IFF & Johnson & Johnson®. Survey among Mexican parents. April 2021.
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Resfriado común
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PARACETAMOL EN RESFRIADO COMÚN EN POBLACIÓN INFANTIL
Los cuadros infecciosos de vías aéreas superiores (conocidos en la literatura médica como URTI, por sus siglas en inglés de Upper Respiratory Tract Infections) y en español IRA (Infección Respiratoria Aguda) son las patologías más comúnes en los seres humanos. Afectan a todos los grupos de edad de forma más o menos uniforme y esto incluye a los lactantes menores.1
Aunque tienen implicaciones variables según los diferentes grupos de edad, en términos generales estos cuadros suelen ser procesos no complicados. La etiología más común es la de tipo viral y tienden a autolimitarse1, aunque ocasionalmente pueden surgir complicaciones. Las infecciones respiratorias agudas están asociadas a sintomatología de intensidad variable, pueden representar hasta el 90% de las causas de hospitalización en menores de 1 año.3
Consideraciones clínicas en el resfriado común
Aunque son varias las familias de virus relacionados con las enfermedades respiratorias, los rinovirus son en la mitad de los casos, los causantes de los resfriados comunes, alojándose en las vías respiratorias superiores como las fosas nasales, cuya temperatura entre 33 a 35 ºC contribuye a la replicación de este virus que puede incubarse entre 24 a 72 horas y presentar síntomas durante una semana y en menor proporción hasta dos semanas.4
La presencia de microorganismos generadores de infección respiratoria aguda en la cavidad nasal, induce una respuesta innata de defensa que como primera línea incluye las barreras físicas. Se trata de elementos puestos en marcha incluso antes del involucramiento de las células mismas del sistema inmune innato (por ejemplo, los macrófagos o los neutrófilos).5
Dentro de estas barreras, a nivel nasal está por ejemplo la secreción de moco (que además de su aspecto físico aislante contiene sustancias como defensinas, capaces de limpiar y suprimir agentes nocivos). Ambos son intentos del sistema de barrer físicamente a estos microrganismos (generalmente virales), desde las fosas nasales y todo el tracto respiratorio hasta la faringe para ser deglutidas y así eliminadas.2
Síntomas del resfriado común
En ese sentido, los síntomas fundamentales del resfriado común son:
Malestar faríngeo
Tos
Rinorrea acuosa que en casos severos puede lacerar los orificios nasales y suele estar acompañado de estornudos y obstrucción nasal4
Muchas veces también se presenta dolor en el pecho y dificultad para respirar producto de la inflamación de la cavidad nasal y presencia de moco en abundancia o sinusitis6
Es de consideración que en los primeros meses de vida los bebés adoptan una respiración nasal, consecuencia de la succión durante la alimentación7, esto le da una relevancia distinta a la obstrucción nasal, que debe ser atendida pronta y adecuadamente. Sumado a esto, los sentidos del gusto y el olfato pueden verse reducidos o ausentes en los primeros días.4
La fiebre implica el compromiso de recursos sistémicos para superar el proceso infeccioso, siendo un mecanismo de defensa primigenio y evolutivo, en general considerado beneficioso para la resolución de cuadros infecciosos y salvo contadas excepciones, sin complicaciones ni implicaciones mayores para la salud del niño.8
La mayor parte de estos síntomas y en particular la fiebre el dolor se pueden modular o limitar con el uso adecuado de un medicamento analgésico / antipirético. De este tipo de medicamentos, el paracetamol suele ser el fármaco de elección para muchos pacientes desde los 0 meses de edad, en el tratamiento del dolor y la fiebre, en parte porque se le percibe como seguro para el estómago, pero también por su costo accesible y la conveniencia de ser OTC.9
Objetivos del tratamiento en resfriado común
Las infecciones del tracto respiratorio como dolor de garganta, tos y otitis son uno de los motivos regulares de consulta en la población pero los de mayor consulta son los resfriados comunes, estos normalmente con infecciones autolimitadas que suelen autogestionarse efectivamente con analgésicos y reposo.26
Se recomienda tener mucha precaución con el uso de los compuestos antigripales de venta libre en pediatría y tener en cuenta que su uso en niños menores de 3 años debe limitarse a aquellos pacientes a quienes les sean prescritos este tipo de medicamentos por un médico10. Hay reportes en la literatura médica sobre pacientes pediátricos con convulsiones, alteración del estado de consciencia e incluso muertes atribuibles al uso indiscriminado o sobredosificación de este tipo de medicamentos. Su uso en los más pequeños puede resultar preocupante al contener diversas combinaciones de antihistamínicos, descongestivos (incluyendo efedrina y similares), expectorantes y antitusivos11. Algunos de estos componentes si bien tienen acción en la mucosa nasal, además tienen efectos sistémicos sobre receptores simpaticomiméticos del sistema cardiovascular, con consecuencias potenciales sobre frecuencia cardiaca y presión arterial.12
Se reconoce en la literatura médica que la fiebre es frecuentemente sobretratada (en función sobre todo de fenómenos desmedidos como la fiebre-fobia o la ansiedad de los padres), mientras que el dolor es subtratado, especialmente en los niños más pequeños en quienes los signos asociados a dolor pueden ser más complejos de interpretar correcta y oportunamente.13
Recomendaciones durante el cuadro gripal y uso del paracetamol en resfriado común
El seguimiento y manejo del paciente con resfriado común es por regla general un proceso ambulatorio, en casa.
Durante el seguimiento se recomienda monitorear la temperatura del niño de forma atenta y regular. Así mismo, se debe observar su estado general y la evolución de sus síntomas respiratorios.
En pacientes menores de 6 meses14 se ha recomendado administrar paracetamol (previo ajuste de la dosis según el peso), para mejorar síntomas como dolor, malestar general o cuando la temperatura sea mayor a 38.5 ºC.10
El paracetamol suele ser el manejo de primera línea para la fiebre y el dolor en pediatría. Para tener una dimensión acerca de lo común que es el uso de este fármaco, en un estudio clínico de 6476 pacientes seguidos en Nueva Zelanda desde su nacimiento, se reportó que a los 9 meses de edad, hasta el 95% de esos niños ya habían tenido algún tipo de exposición al paracetamol.15
*Published by Nicholas Hall’s reports, august 2020 | Tylenol® 508M97 SSA VI
Los esquemas de dosificación apropiada del paracetamol están bien determinados y se ha recomendado de forma enfática ajustar la dosis según el peso y el rango de edad del paciente como se muestra en la tabla que se incluye a continuación.
De esta forma se busca tener la información para guiar las dosis exactas por rango de peso, logrando tener un perfil de seguridad adecuado con el fin de evitar efectos tóxicos graves.8
La prescripción del paracetamol y el ajuste de su dosis por vía oral se hará entonces siempre que sea posible, según el peso del paciente. En pacientes mayores de 3 meses de edad, el rango de dosis va de los 10 a los 15 mg/kg y la frecuencia de las tomas va de cada 4 a cada 6 horas. Los neonatos y los pacientes entre 1 a 3 meses de edad, tienen rangos de dosis y de frecuencia menores14. La posibilidad de que haya rangos tanto de miligramaje como de frecuencia de administración, permite modular en buena medida la dosis oral manteniéndose dentro del rango de seguridad del medicamento.
El paracetamol es el único fármaco recomendado para tratar la fiebre en neonatos. Además se usa comúnmente para el control del dolor leve a moderado, o bien para reducir la exposición a opioides como parte de esquema de analgesia multimodal.16
*Published by Nicholas Hall’s reports, august 2020 | Tylenol® 508M97 SSA VI
Cuando se administra las dosis apropiadas para el manejo sintomático de la fiebre y el dolor en resfriado común, el paracetamol es un medicamento efectivo y con bajo riesgo de efectos adversos13. Los Dres. Samuel M. Lesko y Allen A. Mitchell de la Unidad de Epidemiología Slone, de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston en Brookline, Massachussets publicaron en 1995 en la revista JAMA (Journal of the American Medical Association) los resultados de un estudio clínico aleatorizado que comparó 2 esquemas de dosis de Ibuprofeno (5 y 10 mg/kg) contra grupo control con paracetamol (12 mg/kg). El grupo de niños < 4 años a los que se les dio paracetamol estuvo compuesto por 28130 sujetos. El riesgo de sangrado digestivo por cada 100.000 tratados fue de cero en el grupo paracetamol.17
Por otro lado, la revisión sistemática de múltiples estudios publicada en 2020 mostró que si bien el Ibuprofeno tiene un control de la fiebre más rápido (si se toman solo las primeras 4 - 24 horas del tratamiento), este efecto antipirético del paracetamol lo iguala luego de las 24 horas de tratamiento, resultando luego de ese período igual de eficientes los dos fármacos.15
Manejo de fiebre con paracetamol, según Guías de Práctica Clínica (GPC)18
Las Guías de práctica clínica (GPC) son documentos oficiales, generalmente publicados por los ministerios de salud o bien por sociedades científicas reconocidas. Su contenido ha sido recopilado por equipos de colaboradores generalmente adscritos a sociedades médicas, a universidades o departamentos dentro de dichos ministerios. En el ámbito de la prestación de servicios en salud se les suele considerar importantes porque condensan y sintetizan el conocimiento disponible en la literatura, para establecer una serie de recomendaciones aplicables en la práctica clínica y de esa forma se busca influenciar de manera positiva en los resultados del abordaje de un problema en salud.
Aun siendo la fiebre un tema tan clásico en medicina y en pediatría, estas GPC coinciden en muchos puntos mientras que también difieren en muchos otros. En general si bien están basadas en fuentes de conocimiento similares o incluso comunes18, como por ejemplo, revisiones sistemáticas, meta-análisis, estudios clínicos aleatorizados (RCT) y recomendaciones de paneles de expertos; aun así varias de ellas pueden ser inconsistentes con la evidencia disponible en la actualidad.
La mayoría de las GPC sobre el manejo de la fiebre coinciden en desaconsejar el tratamiento de la fiebre en sí misma, independientemente de la temperatura que consideren meritoria de tratamiento. No en todas se hace mención específica a un umbral de temperatura a partir del cual se recomiende inducir medidas antipiréticas. En las GPC que sí se menciona puntualmente dicho umbral, hay poco acuerdo para éste: va desde 37.5 ºC hasta 40.5 ºC, sin que en general se provea una base sólida para establecerlo.18
En ese sentido en la revisión sistemática de 74 Guías de Práctica Clínica (GPC) para el manejo de la fiebre que publicada el año pasado por los Dres. Cari Green, David Martin y colaboradores de la Universidad de Witten - Herdecke en Alemania, muestra que la mayoría (69/74) de las guías recomiendan el uso de paracetamol para el manejo farmacológico del paciente febril.18
Resumen de las recomendaciones
Otros objetivos del tratamiento en resfriado común
El paracetamol es uno de los analgésicos más utilizados para aliviar los dolores agudos y crónicos. Debido a su seguridad, el paracetamol se prescribe para pacientes en quienes los antiinflamatorios no esteroideos medicamentos (AINE) están contraindicados.19
Más allá de la modulación de las COX, que se ha evidenciado en algunos modelos experimentales con paracetamol, pero que al parecer tendría poca relevancia en el contexto clínico y de pacientes reales, este fármaco brinda una posibilidad de modulación del sistema de cannabinoides endógenos, así como de diversas vías analgésicas. Esto sería interesante de considerar en pacientes con irritación central en el contexto del resfriado común, en quienes el paracetamol puede ejercer un efecto calmante mediado por sus mecanismos de acción a nivel central. El paracetamol, tendría un rol tanto a nivel cerebral como medular, mediados por receptores como TRPV-1 y CB-1 18.19
Situaciones de alarma en neonatos
Uno de los problemas de enfrentarse a una infección respiratoria aguda en un neonato es que, diferentes cuadros respiratorios pueden tener un espectro clínico similar. De tal forma que un paciente con tos (seca o productiva), rinorrea, fiebre, malestar general, o cefalea puede tener tanto un cuadro leve (en este caso resfriado común) como puede tratarse también de otro más complejo en su fase preliminar, o bien puede derivar en complicaciones que surgen durante la evolución de un cuadro menos complejo.20
El factor estacional da guía con respecto a la etiología viral específica del cuadro. En México se ha analizado la distribución estacional de los virus no-influenza involucrados como factores etiopatogénicos de infecciones respiratorias, cuya distribución difiere a lo largo del año en las diferentes temporadas.3
La presencia de fiebre en niños menores de 36 meses ha sido de gran preocupación debido a los riesgos potenciales que pueden desarrollar, como infecciones que en mayor medida desarrollan los niños menores de 1 mes, en estos pacientes debe realizarse estudios cuando hay presencia de fiebre sin un diagnóstico.21
Uno de los diagnósticos diferenciales importantes a nivel respiratorio es la influenza. Esto aplica para todo grupo de edad pero es especialmente significativo en los más pequeños. Esta patología puede presentarse en neonatos con signos inespecíficos de sepsis, como palidez, flacidez (circulación periférica deficiente, tono deficiente), letargo, mala alimentación, episodios de apnea. En cualquier caso la presencia de éstos debe generar alarma sobre la necesidad de estudiar y observar mejor al paciente.22
Hay una amplia heterogeneidad clínica en los pacientes con Influenza. Por ejemplo, también puede darse que de hecho muchos bebés y niños pudiera presentar solamente casos leves de influenza, en cuyo caso pueden estar caracterizados por ejemplo, por algo de tos y fiebre baja únicamente. Este grupo de pacientes pueden ser manejados satisfactoriamente en su domicilio por medio de antipiréticos orales y algunas medidas generales de sostén.
De hecho, durante una fase epidémica de influenza el cuadro clínico más común en los pacientes es fiebre, tos y rinorrea. En bebés puede darse comúnmente incluso fiebre asociada a algunos síntomas inespecíficos como diarrea o vómito.23
En el grupo de pacientes con influenza entre los 2 meses y los 2 años también suele haber fiebre aislada o bien asociada a otros síntomas (incluso digestivos). Es importante mencionar que los menores de 2 años tienen una tasa de hospitalización por influenza hasta 12 veces más alta en comparación con los de 5 - 17 años.24
Independientemente del manejo sintomático que es válido y necesario, debe realizarse en todo paciente con sospecha de influenza una pronta y adecuada evaluación de la severidad del distrés respiratorio del paciente. Los criterios para discernir desde el punto de vista clínico entre los casos de influenza leves y severos han sido definidos en las mismas guías.25
Consideraciones sobre toxicidad potencial del paracetamol
El paracetamol es un medicamento eficaz y que goza de un excelente perfil de seguridad. Tanto su seguridad como su eficacia han sido estudiadas de forma extensiva por varias décadas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, como todo tratamiento médico, también el paracetamol tiene algunos riesgos inherentes. En ese sentido el tratamiento antipirético no es una excepción. Por ejemplo, se reportaron 458 muertes y 100 de ellas por sobredosis no intencional con paracetamol durante 2006 sólo en los Estados Unidos.
Si bien se ha reconocido ampliamente la hepatotoxicidad potencial del paracetamol, éste se convierte en un evento raro mientras se use en las dosis farmacológicas orales habituales (10 - 15 mg/kg, máximo cada 4 a 6 horas)14 o por períodos cortos. Cabe enfatizar que estos son precisamente los patrones de prescripción / uso que habitualmente se observan durante el manejo sintomático de los resfriados comunes.
El paracetamol es un fármaco avalado y estudiado exitosamente para el tratamiento de los síntomas del resfriado común en pacientes lactantes menores desde los 0 meses de edad, con un perfil favorable de eventos adversos mientras se use y se prescriba en las dosis correctas y ajustadas según el peso del paciente.
actúa a partir de 15 minutos y alivia hasta por 6 horas la fiebre y dolor14 asociados al resfriado común en sus pacientes más pequeños.
*Published by Nicholas Hall’s reports, august 2020 | Tylenol® 508M97 SSA VI
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Managing self-limiting respiratory tract infections - A qualitative study of the usefulness of the delayed prescribing strategy (2011).
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Enfermedades gastrointestinales
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PARACETAMOL COMO MEDIDA ADJUNTA EN EL TRATAMIENTO DE LA FIEBRE COMO SÍNTOMA ASOCIADO A ENFERMEDAD DIARREICA AGUDA
Prácticamente todos los materiales sobre enfermedad diarreica aguda (EDA) / gastroenteritis aguda disponibles mencionan de forma consistente y casi infaltable una serie de síntomas asociados, entre ellos la fiebre. Tanto en libros de texto, como en guías de manejo, artículos de revisión o en artículos sobre intervención terapéutica se mencionan estos síntomas dentro del espectro clínico potencialmente asociado a esta condición. En varias de estas fuentes (aunque no en todas) la mención a la fiebre se encuentra incluso dentro de la definición misma de gastroenteritis aguda.1, 2, 3, 4
El término gastroenteritis denota la inflamación aguda del tracto gastrointestinal, más comúnmente como resultado de infecciones producto de bacterias, virus o patógenos en estos órganos.1
Fiebre como síntoma asociado a enfermedad diarreica aguda
La fiebre es un síntoma poco discriminatorio en EDA y la mayor parte de los agentes etiológicos de origen microbiológico que suelen producir estos cuadros pueden a su vez, ser causales en sí mismos de una reacción febril. No obstante, lo anterior y como se verá ampliado más adelante, la presencia de fiebre más alta o su persistencia en el tiempo, se mencionan a su vez como sugestivos de EDA de origen bacteriano.1, 5
Se ha reportado una pequeña subcohorte de pacientes con EDA en Paraguay, en quienes se estudió y discriminó el origen bacteriano o viral (rotavirus) del proceso. Se encontró baja capacidad discriminatoria del síntoma fiebre para determinar una u otra etiología.6
En ese sentido, algunos autores mencionan que el personal de salud debe tener esto en cuenta como elemento que sugiere la necesidad de una profundización en la búsqueda de un agente etiológico infeccioso, dentro de un espectro específico de ciertas bacterias. En tal caso se pensará por ejemplo en Escherichia coli enteroinvasora (ECEI), en Shigella o en Salmonella entérica - serotipo Typhi y Paratyphi A, B, o C (fiebre entérica).7
Características clínicas de la infección debido a determinados patógenos especificos que producen diarrea
Clave presente: ++, común: +, ocurre, +/-, variable; -, no común: 0, atípico/a menudo no está
Gráfica adaptada de: Farthing M, Salam M, Lindberg G, et al. Diarrea aguda en adultos y niños: una perspectiva mundial. Guía Práctica de la Organización Mundial de Gastroenterología. Febrero de 2012. Disponible en la página web: worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/acute-diarrhea-spanish-2012.pdf.
En presencia de fiebre (39°C o más) en niños, es importante que sea controlada rápidamente, ya sea con un antibiótico para tratar la infección y un antipirético como el paracetamol. Esto a su vez genera una inmediata influencia en varias de las medidas diagnósticas y terapéuticas a tomar, lo que influye en el pronóstico de evolución del paciente con EDA.8
Se recomienda tener en cuenta la presencia de fiebre (entre otros) como motivo para consultar al médico por un paciente que presenta EDA. Esta recomendación cobra mayor relevancia en el caso de la población pediátrica, teniendo en cuenta las implicaciones potenciales del surgimiento de complicaciones asociadas a EDA en términos de morbimortalidad y entendiendo que el 70% de los niños afectados por EDA presentan fiebre.7
Indicaciones para consulta médica o internación son:
La persona a cargo del niño relata signos que denotan deshidratación.
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Alteración del estado mental.
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Antedecentes de nacimineto prematuro, patología médica crónica, o enfermedad concomitante.
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Lactante pequeño (< 6 meses de edad o < 8Kg de peso).
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Fiebre mayor o igual a 38 °C en lactantes < 3 meses de edad o mayor o igual a 39°C en niños entre 3 y 36 meses.
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Sangre visible en material fecales.
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Diarrea abundante, con deposiciones frecuentes y de importante volumen.
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Vómitos persistentes, deshidratación severa, fiebre persistente.
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Respuesta subóptima de TRO, o incapacidad del cuidador de administrar TRO.
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No ha mejorado a las 48 horas - los síntomas se exacerban: el estado general empeora.
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No ha orinado en las últimas 12 horas.
Fuente: Farthing M, Salam M, Lindberg G, et al. Diarrea aguda en adultos y niños: una perspectiva mundial. Guía Práctica de la Organización Mundial de la Gastroentología. Febrero de 2012. Disponible en la página web: worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/acute-diarrhea-spanish-2012.pdf.
No obstante lo anterior, cabe mencionar que en el contexto pediátrico (puntualmente de los 6 a los 24 meses) en países en vías de desarrollo, hay una mayor incidencia de agentes virales (rotavirus) como factor etiopatogénico para EDA, su pico habitualmente se observa durante los periodos de verano. Dado que en este grupo etario en todo caso, la asociación con el síntoma fiebre también es más común, las implicaciones de la presencia o ausencia de este pueden llegar a ser menos complejas.9
En ese sentido, como lo incluye la tabla anterior de “Indicaciones para la consulta médica o internación”7 más que la sola presencia del síntoma (en este caso fiebre, pero también deshidratación severa y vómito, que en todo caso son los elementos más distintivos y relevantes en EDA) es su persistencia o su intensidad lo que la hace digna de mayor consideración desde el punto de vista de la perspectiva clínica.7
Relación entre los síntomas y las causas de enfermedad diarreica aguda
Figura 2: Incidencia de diarrea moderada a severa por 100 niños/año por grupos de edad, todas las zonas combinadas, atribuible a patógenos específicos . Las barras muestran las ratas de incidencia y las barras de error muestran el 95% de intervalos de confianza. ECEP: Eschericia coli Enteropatogénica; tECEP: E. coli Enteropatogénica típica; ECET: Eschericia coli Enterotoxigénica; TL: toxina lábil; NT: No tifoidea; TE: toxina estable.
Gráfica adaptada de: Kotloff KL. Gastroenteritis aguda en niños. Capítulo 366, Parte XVII; El sistema digestivo. En: Kliegman R, Stanton B, St. Louis. Geme JW, et al. Nelson Libro de texto de Pediatría. Edición 21. Elsevier Inc.; 2020. Pág. 2021
Tabla 3. Relación de los principales síntomas con las causas de diarrea aguda. (ECEH, escherichia coli enterohemorrágica)
Box 1 | Causas de gastroenteritis aguda en niños
Virus (cerca al 70%)
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Rotaviruses
-
Noroviruses (Norwalk-like viruses)
-
Enteric adenoviruses
-
Caliciviruses
-
Astroviruses
-
Enteroviruses
Protozoarios (<10%)
-
Cryptosporidium
-
Giardia lamblia
-
Entamoeba histolytica
Bacterias (10 - 20%)
-
Campylobacter jejuni
-
Non - typhoid Salmonella spp
-
Enteropathogenic Escherichia coli
-
Shigella spp
-
Yersinia enterocolitica
-
Shiga toxin producing E coli
-
Salmonella typhi and S paratyphi
-
Vibrio cholerae
Helmintos
-
strongyloides stercoralis
Tabla adaptada de: Elliott EJ. Gastroenteritis aguda en niños. BMJ 2007; 334(7583): 35-40. doi: 10.1136/bmj.39036.406169.80.
El objetivo terapéutico principal en los pacientes con EDA es la reposición de líquidos, a fines de evitar las complicaciones potenciales que se derivan fundamentalmente de la deshidratación en grados variables (acidosis metabólica, desbalance hidroelectrolítico). En concordancia con este principio, la rehidratación es la medida terapéutica que mayor despliegue recibe en la literatura médica sobre esta patología. La práctica clínica muestra por otro lado que al lograr rehidratar efectivamente al paciente con EDA, la mayor parte de los síntomas asociados se hacen más fáciles de sobrellevar3, 6, 8
En el ámbito de la prestación de servicios en salud se suelen considerar importantes las guías de práctica clínica porque condensan y sintetizan el conocimiento disponible en la literatura, para establecer una serie de recomendaciones aplicables en la práctica clínica, y de esa forma se busca influenciar de manera positiva en los resultados del abordaje de un problema en salud7. Algunas de ellas cuentan incluso con una sección específica dedicada al tema de las medidas auxiliares o coadyuvantes de tratamiento farmacológico en pacientes con EDA10, 11. El tratamiento coadyuvante puede ser considerado una vez que se haya llevado a cabo el tratamiento de rehidratación de forma efectiva.
Aunque son escasas, algunas otras publicaciones mencionan de manera explícita el uso de paracetamol como medida farmacológica para el control de la fiebre en el paciente con EDA. Se hacen menciones puntuales sobre este síntoma, como parte de las recomendaciones generales y dentro de las secciones relacionadas con el tratamiento de la EDA.8
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El material de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) plantea la importancia del control sintomático de la fiebre en el contexto de EDA, a la vez invita a una mirada más amplia del fenómeno: sugiere la necesidad de descartar que la presencia de este signo fuera eventualmente indicativa de otras infecciones concomitantes8. Teniendo en cuenta el contexto socioeconómico promedio del paciente pediátrico latinoamericano con fiebre, esta es una posibilidad inminente y el tratamiento del factor causal en ese caso debe ser prioritario.
Por otro lado, invita además al control febril con el objetivo de mejorar el apetito y disminuir la irritabilidad, ambos claros marcadores de malestar en el paciente pediátrico con fiebre (de cualquier origen, incluyendo la derivada de EDA)8. También nos invita a trasladar el foco de la fiebre en sí (intensidad o duración) más hacia la forma en la que el paciente la experimenta y si en realidad le produce o no una afección de su estado general y confort.12
En ese sentido, además la presencia de malestar derivado del proceso febril debería ser prácticamente el único elemento de juicio para instaurar un manejo sintomático de la fiebre (con medidas antipiréticas). Se reconoce a la fiebre como un potencial elemento generador de malestar en el paciente pediátrico y por otro lado se valida la amplísima variabilidad individual en la influencia de ésta en el comportamiento del niño febril. Por lo general la intensidad de la fiebre no es en sí misma un indicativo de malestar.12
La publicación proveniente de la Organización Panamericana de la Salud incluye medidas generales para el paciente febril con EDA y además algunos parámetros de dosificación del paracetamol; su administración en dosis máxima es de hasta 15 mg/kg cada 4 a 6 horas13. El uso del paracetamol para control febril en el paciente pediátrico con gastroenteritis o EDA también es mencionada como medida de tratamiento cuando existen antecedentes de convulsiones febriles.8
Tylenol®, el primer paracetamol aprobado por la FDA y la marca número 1 para el tratamiento de la fiebre, es seguro para pacientes desde los 0 meses.
Gracias a su estructura no ácida y su impacto débil en la Cox-1, es un medicamento seguro para el tracto digestivo (incluso desde los 0 meses)14. Como profesional de la salud, recomiende a sus pacientes con medidas para el manejo de la fiebre asociada a las enfermedades gastrointestinales agudas, facilitando por otro lado la adherencia apropiada a las medidas principales de tratamiento para dichas condiciones.
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Vacunación
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paracetamol EN LOS MALESTARES ASOCIADOS A VACUNACIÓN EN NIÑOS DESDE LOS 0 MESES
El principio básico que guía la aplicación de vacunas es la búsqueda de una efectiva inducción de respuesta inmunológica de memoria frente a un microorganismo que es puesto en contacto con el paciente de manera deliberada o artificial. Se usan para este fin versiones vivas (en cantidades limitadas) o atenuadas/inactivadas del microorganismo, o bien fracciones de su estructura.
Se le aplican al paciente usando esquemas determinados, con cantidades y frecuencias específicas que permiten lograr dicha respuesta inmune de forma satisfactoria en la mayoría de individuos expuestos, mientras que al tiempo modulan las expresiones naturales de esta versión controlada de la infección.1
En ese orden de ideas, es esperable que el paciente presente diversas manifestaciones clínicas derivadas de la reactividad del sistema inmune durante el proceso descrito.
Tras la aplicación de una o más vacunas pueden aparecer diversos signos y síntomas leves (tanto locales como sistémicos) como por ejemplo:2
Dolor y enrojecimiento en el sitio de punción
Irritabilidad
Dolor de cabeza
Somnolencia
Vómito y pérdida de apetito
Fiebre (< 40 °C)
Estas manifestaciones clínicas sugieren que se está dando en efecto una respuesta inflamatoria local que luego permitirá la presentación de los antígenos correspondientes a componentes del sistema inmune adaptativo y de esa forma el montaje de una respuesta inmune a largo plazo, idealmente tanto por elementos del sistema humoral (respuesta mediada por anticuerpos) como a nivel celular (células T de memoria).4
La elevación de la temperatura corporal en general y el mecanismo de la fiebre en particular se constituyen como signos marcadores de aumento de la actividad inmunológica a nivel sistémico4. Se deriva entre otros mecanismos de la liberación de pirógenos endógenos (como por ejemplo Interleukina-1 [IL - 1] y Factor de necrosis tumoral alfa [TNF-α]), asociado además a un incremento en varios parámetros de la respuesta inmune, como la presentación y reconocimiento antigénico, y la actividad de los linfocitos T.3
En términos generales, los signos y síntomas después de la vacunación son comunes. En los pacientes se caracterizan por ser ya sea locales o sistémicos, por ser de intensidad leve a moderada, de rápida evolución (dentro de las 24 horas a varios días luego de la inmunización) y por no estar necesariamente acompañados de ninguna otra complicación3, 4, 5, 6. Como todo fenómeno de distribución normal, habrá siempre una minoría de los expuestos que no presenta ningún efecto notorio, así como en el extremo opuesto unos pocos pacientes quienes presentarán efectos severos después de la vacunación (por ejemplo, anafilaxia o síndrome de Guillain-Barré).7
Uso de paracetamol como medida de tratamiento en las reacciones posteriores a la vacunación
Las reacciones después de la vacunación son relativamente comunes5, 6, especialmente en aquellas aplicaciones de los calendarios de vacunación que se llevan a cabo durante la edad infantil. Modificaciones en la forma de procesar los antígenos vacunales han resultado en la disminución de la incidencia de reacciones febriles y otros síntomas sistémicos frente a la exposición a éstos.
Debe tenerse en cuenta que con las vacunas se trata siempre de sustancias (antígenos microbiológicos en este caso) inmunogénicas en sí mismas, es decir que tienen capacidad de inducir una respuesta inmune. A estas se agregan además adyuvantes con el objetivo de que la respuesta sea más intensa y se logre una inmunidad más robusta frente al antígeno y que sea duradera en el tiempo (inmunidad de memoria).8
Para lograr estos propósitos, la respuesta básica y primigenia de todo proceso inmunológico es la inflamación, que surge en este caso como respuesta al estímulo antigénico microbiológico. De tal forma que, cuando se estimula al sistema inmune con un determinado antígeno, independientemente de si esto ocurre por medio de contagio o por vacuna, la respuesta de sistema se hace evidente a través de la inflamación, montada por el sistema inmune innato.
Desde el punto de vista clínico el proceso inflamatorio tiene unas manifestaciones concretas y muy bien definidas, se les conoce como los 4 signos cardinales de la inflamación y fueron descritos por Celso en el siglo I:
Dolor
Calor
Rubor
Edema
Con el tiempo se sumó un quinto signo, la pérdida de función que acompaña de forma más o menos notoria a los demás.9
Al hablar de reacciones después de la vacunación se trata de un amplio espectro de presentación clínica6. y la intensidad de las manifestaciones va a depender de aspectos inherentes a cada vacuna, pero también, de factores propios del huésped.8
Se reconoce por ejemplo cómo algunas vacunas suelen generar fiebre de forma más frecuente que otras. Igualmente, si bien la mayoría de las veces el fenómeno febril se da en las primeras 24 horas luego de la aplicación vacunal, en algunos casos la ventana de tiempo se puede alargar hasta 7 - 10 días o más.10
Tabla 1. Frecuencia y período de ventana para la fiebre posterior a la vacunación
Tabla adaptada de: Unidad de Apoyo Técnico en Inmunización (ITSU). Directrices sobre el uso de paracetamol en jarabe después de la vacunación. Ministerio de Salud y Bienestar Familiar, Gobierno de India.
Se puede considerar la administración de paracetamol en las horas que siguen a la aplicación vacunal para el manejo de eventuales síntomas como varios de los descritos. Este tipo de aplicación está bastante bien definida en varias guías de vacunación desarrolladas en diversos países o por varias instituciones.9, 11
Las propiedades del paracetamol como antipirético y como analgésico son ampliamente conocidas a nivel mundial12 y están respaldadas por numerosos trabajos de investigación en diferentes contextos clínicos y rangos de edad. Su perfil de seguridad y tolerancia es bastante satisfactorio, sobre todo en la medida en la que se suministre una correcta dosificación13.
Este perfil ha sido considerado en algunas publicaciones como superior al de los AINEs tanto en términos generales para pacientes de alto riesgo14 como en cuanto a posibles efectos adversos gastrointestinales, aunque en general otros autores concluyen que AINEs como el Ibuprofeno tendrían un perfil de seguridad similar al del paracetamol.15
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Cualquier medicamento, incluyendo el paracetamol suele considerarse seguro en la medida en la que se lo administre prestando atención sobre la correcta dosificación, ajustada según el peso del paciente16. No obstante lo anterior, es imposible descartar reacciones idiosincrásicas aun manteniéndose dentro del rango de dosis consideradas habitualmente como terapéuticas.12
Además, dadas sus características de medicación OTC, el paracetamol es de fácil acceso para el público general y de hecho se le considera como el medicamento más utilizado en todo el mundo (bien sea por prescripción o por venta libre)12. Como con muchos otros medicamentos OTC, el material publicado sobre el paracetamol juega un rol significativo como fuente de información para el paciente / consumidor13. La acción rápida de Tylenol® hará que sus pacientes empiecen a sentir el alivio de los síntomas después de la vacunación a partir de 15 minutos y hasta por 6 horas17. Por su sabor a frutas facilita la adherencia al tratamiento y por su pipeta, garantiza una dosificación exacta para sus pacientes.17, 18
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Motrin® y Tylenol®, seguros para los niños
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La seguridad de los medicamentos es una preocupación frecuente para los pacientes
Esto es especialmente claro cuando se trata de los integrantes más pequeños de la familia: los niños
Ofrecer a los padres opciones de tratamiento en las que puedan confiar es fundamental para una práctica clínica exitosa. MOTRIN® y TYLENOL® son dos de los analgésicos más frecuentemente usados para el alivio del dolor y fiebre en procesos inflamatorios1. Un estudio en 1999 evaluó la seguridad del paracetamol y el ibuprofeno al reducir la fiebre en más de 27 mil niños menores de 2 años (1-23 meses).2
EL IBUPROFENO MOTRIN®
Es un antiinflamatorio no esteroideo que se usa frecuentemente en niños para el alivio del dolor y fiebre en procesos inflamatorios aprobado para venta libre en muchos países del mundo.3
Cuando es usado a dosis terapéuticas presenta baja posibilidad de eventos adversos gastrointestinales graves, de daño hepático o daño renal. Esto es porque el ibuprofeno posee propiedades farmacológicas que favorecen el bajo perfil de toxicidad, especialmente una vida media de eliminación corta y que no desarrolla metabolitos patológicos como otros analgésicos.4
1. Marca más recetada por pediatras en México**
2. Seguro desde los 6 meses5
3. Seguro gracias a:
Pipeta dosificadora para evitar errores de dosificación.6
4. Triple acción:
Ayuda a reducir el dolor en procesos inflamatorios.7
5. Eficacia:
Acción de 4-8 horas.5
6. Rápida acción:
Inicio de acción a partir de 15 minutos.5
7. Sabor:
Agradable sabor que favorece el apego al tratamiento.8
**Reporte de prescripciones close up por año Motrin
LO INVITAMOS A DESCUBRIR LA SEGURIDAD DEL IBUPROFENO MOTRIN® Y EL PARACETAMOL TYLENOL®
Seguridad en la tapa
Todos sabemos que la infancia es la etapa de descubrir el mundo, de explorar, de conocer objetos nuevos, sus olores, sus sabores. Para evitar accidentes inesperados, el frasco de solución pediátrica y solución infantil de MOTRIN® 7 tiene una tapa de seguridad a prueba de niños.
Pipeta dosificadora
MOTRIN® 7 incluye pipeta dosificadora y una práctica tabla de dosificación para ayudarles a los padres a reducir errores en la dosificación de los niños.
Sabor y apego al tratamiento
Algunos estudios retrospectivos han encontrado que una palatabilidad negativa (sabor desagradable y textura áspera) tiene un efecto negativo en el apego al tratamiento, y por el contrario, el sabor agradable mejora el mismo.8
MOTRIN®, suspensión pediátrica y suspensión infantil están disponibles con sabor fresa-frambuesa y sabor a frutas respectivamente para ayudar al apego al tratamiento.7
TAMBIÉN LO INVITAMOS A DESCUBRIR EL PARACETAMOL TYLENOL®
1. Marca número 1 para la fiebre y el dolor en el mundo*.
2. Seguro desde los 0 meses.
3. Seguro gracias a:
Concentración precisa gracias al tratamiento que usted prescribe.
Triple sello de seguridad.
4. Alivio:
Alivia los síntomas de la fiebre y el dolor causados por dentición, primeras enfermedades y vacunación.
5. Eficacia:
Acción de 4-6 horas.
6. Sabor:
Agradable sabor que favorece el apego al tratamiento.
*Published by Nicholas Hall´s reports, august 2020
CUÁNDO ELEGIR MOTRIN® Y CUÁNDO ELEGIR TYLENOL®
Ibuprofeno y paracetamol son dos de los analgésicos más utilizados a nivel mundial. Cuando se trata de reducir la fiebre ambos medicamentos son recomendados en distintas guías de tratamiento, además que tienen buena tolerabilidad y un buen perfil de seguridad.9
Esto es lo que se ha observado:
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Cefalea tensional en niños
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QUÉ HACER CON SUS PACIENTES
Estrategias para su manejo durante tiempos de estrés y síntomas de depresión.
Problema frecuente en edad escolar y adolescente.
Con el inicio del confinamiento ha aumentado el derivado del estrés, la ansiedad y/o depresión.
Duración al menos de 30 minutos, de tipo bilateral, opresiva, de intensidad leve a moderada y no se modifica por actividad física.
Datos de alarma: aumento de intensidad, presencia por las mañanas, despierta al paciente, presencia de visión doble.
Pautas de tratamiento: farmacológicas y no farmacológico.
El componente no farmacológico puede abordarse mediante estrategias de mindfullness, terapia de relajación, modificación de la dieta y de higiene de sueño.
Preguntas más frecuentes
Descubra las respuestas aquí
Es un dolor de cabeza, generalmente no localizado, de intensidad moderada y frecuentemente asociado a un tipo opresivo.
Cualquier tipo de dolor representa una alteración en el estado de salud, sin embargo, la cefalea tensional no representa riesgo alguno, sobre todo si se asocia a situaciones ambientales adversas (estrés, ansiedad).
Es posible que la incidencia del dolor de cabeza aumente en este período y la disminución de los procesos de socialización.
Si, pero con un tratamiento adecuado integral puede disminuir.
La primera opción para atender las cefaleas pueden ser el uso de analgésicos, siempre consultado con un profesional de la salud.
El tratamiento farmacológico puede ir acompañado de estrategias de mindfullness y relajación.
Se recomienda observar una dieta saludable baja en azúcares y estimulantes como el café, los refrescos de cola y grasas.
Se recomienda seguir las recomendaciones de higiene del sueño que se basa principalmente en la observación de los rituales para dormir.
ichd-3.org/2-tension-type-headache/
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Enfermedades de guardería
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Las diferentes circunstancias tanto sociales como culturales y económicas en los hogares, junto a la necesidad de exponer a los niños a sus pares para promover su desarrollo intelectual, emocional y social, llevan a los padres a buscar la entrada de sus hijos pequeños en jardines infantiles o guarderías.
Durante su paso por estas, los niños estarán expuestos a una mayor cantidad de microorganismos en comparación con la exposición previa limitada que traen de sus hogares. Esta exposición, mezclada con otros factores como un sistema inmune aún en proceso de maduración y unas prácticas de higiene de manos todavía en proceso de enseñanza,1 hacen que las infecciones respiratorias agudas (IRA) sean más frecuentes en los niños que van a guardería, si se les compara con aquellos a quienes se les mantiene en casa hasta edades mayores. Este fenómeno ha sido bien estudiado y se ha corroborado en múltiples ocasiones desde hace más de 40 años, en varios países con condiciones socioculturales variables.2 – 5
Hay múltiples factores que predisponen a este aumento de incidencia,1 como por ejemplo los de índole socioeconómica: cómo es el hogar y su composición, la nutrición que recibe el niño, si tiene o no cobertura médica y de qué tipo, entre otros. Por otro lado, también influye que los niños pequeños todavía no han incorporado prácticas apropiadas de higiene de manos a esa temprana edad y que, en general, suelen tener una menor exposición previa a microorganismos potencialmente patógenos.
Otros factores reconocidos para el aumento de riesgo de IRA en los niños son:1, 6 la escolarización / entrada a la guardería a edad más temprana, que permanezcan más tiempo en la guardería y otros asociados a sus características en sí, como que haya menor área por niño y/o que los grupos de estos sean más numerosos.
La forma inversa de estos mismos factores también se ha visto que disminuye el riesgo de IRA en niños (1, 6), como el inicio de la guardería a una edad más tardía, las estadías más cortas, cuando hay más espacio físico para cada niño y un menor número de compañeros en la guardería.
Se han encontrado otros factores de origen externo que también pueden disminuir el riesgo de IRA en niños, como por ejemplo provenir de una familia en la que tengan hermanos mayores, haber recibido lactancia materna por 6 meses o más y la presencia de mascotas en casa.1, 7
Al igual que en la población pediátrica general, también en los niños que asisten a guardería las IRA altas (IRAA) son más comunes que las bajas (IRAB), aunque los niños que asisten a guardería presentan un mayor riesgo en comparación con aquellos que no van.8, 9 Las infecciones más frecuentes en niños que asisten a guardería son: resfriado común, otitis media aguda (OMA), faringitis, amigdalitis y bronquitis8, 9
Los factores etiológicos más comunes son los virus, aunque las bacterias pueden estar detrás de algunos casos.8, 9 Entre los virus, los Rhinovirus (RhV) son los agentes causales más frecuentes de IRA (Fig. 1), tanto de forma aislada como en coinfección con otros virus.10 Si bien los RhV han solido estar asociados más a IRAA, las técnicas moleculares modernas también presentes en nuestro país, nos revelan su aislamiento frecuente en IRAB.11 Con respecto a la severidad, los cuadros más graves suelen ser generados por las infecciones por Virus Sincitial Respiratorio (RSV), Adenovirus (AdV) y los mismos RhV.
Desde el punto de vista clínico, los síntomas de las IRA en los niños que asisten al jardín infantil son los mismos de cualquier IRA en general. Se hacen evidentes según la zona afectada (por ejemplo rinosinusales vs faríngeos) y el punto en común es que giran en torno a procesos de inflamación ya sean locales y/o sistémicos.12 – 14
En ese sentido, los niños con IRA en contexto de guardería tendrán también molestias locales como odinofagia, rinorrea, congestión nasal, estornudos y/o tos seca.12, 13 Adicionalmente, pueden presentar síntomas sistémicos como fiebre baja y algo de malestar general que se hace evidente ya sea por irritabilidad o por astenia.12, 13 Se debe tener en cuenta que en los niños más pequeños los síntomas de IRA pueden ser mucho más sutiles e inespecíficos, presentándose inquietud, llanto, anorexia, vómito, falta de sueño e incluso dificultad respiratoria debido a la congestión nasal.13
El tratamiento de las IRA de los niños que asisten a guardería se centra fundamentalmente en el alivio sintomático de fiebre y dolor. Fármacos antipiréticos / analgésicos como el Paracetamol suelen ser la única medida inespecífica que ayuda a lograr este alivio.13–15 El uso de estos es muy común en las IRAA (en más del 80% de los casos) y de forma escalonada para atender varios de los síntomas de IRAA (Fig. 2).16
El Paracetamol proporciona alivio sintomático en IRAA; su eficacia ha sido investigada y demostrada en síntomas característicos de estos cuadros.12 Años atrás, los doctores Schachtel y Thoden investigaron el efecto de una dosis única de Paracetamol para el tratamiento de la odinofagia como modelo de dolor en pediatría. 17 Realizaron un estudio aleatorizado, controlado contra placebo, doble ciego en niños de 2 a 12 años con dolor de garganta agudo. Se demostró que una dosis única de Paracetamol (en el rango analgésico de 15 mg/kg) era estadísticamente superior al placebo (p < 0.05) para el manejo tanto de la odinofagia como de la fiebre asociadas a IRAA.17 Otras publicaciones más recientes han replicado estos hallazgos, obteniendo resultados similares.18
En ese sentido, los niños con IRA en contexto de guardería tendrán también molestias locales como odinofagia, rinorrea, congestión nasal, estornudos y/o tos seca.12, 13 Adicionalmente, pueden presentar síntomas sistémicos como fiebre baja y algo de malestar general que se hace evidente ya sea por irritabilidad o por astenia.12, 13 Se debe tener en cuenta que en los niños más pequeños los síntomas de IRA pueden ser mucho más sutiles e inespecíficos, presentándose inquietud, llanto, anorexia, vómito, falta de sueño e incluso dificultad respiratoria debido a la congestión nasal.13
Representa, entonces, una excelente opción para el manejo sintomático de las IRAA en niños durante la época de asistencia al jardín infantil. Siendo uno de los analgésicos más antiguos, el Paracetamol presenta un alto perfil de seguridad (con dosis entre 10 – 15 mg/kg, máximo cada 6 horas).19 Su ventana terapéutica es amplia y ha sido probada a través de las décadas,20 en la medida en la que se le administre por períodos cortos, como es el caso del manejo sintomático de las IRAA.
Al prescribir Tylenol® a niños con IRA en la etapa de guardería, es importante advertirles a los padres que el Paracetamol suele estar presente en varios medicamentos compuestos antigripales de venta libre. Esto evitará errores en la dosificación con potencial toxicidad por duplicación de esta.16,16, 20 El paracetamol en monoterapia puede ser usado en niños menores de 2 años(21, 22).
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IPP Tylenol; Johnson & Johnson.
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